
La primera parte de esta serie de blogs trata sobre el viaje a Coca y el primer día en el Parque Nacional Yasuní. En esta entrega, le contaremos sobre la presencia de numerosos loros, la despedida del Napo Cultural Center, una travesía en canoa de dos horas repleta de experiencias con la vida silvestre, y la llegada al Napo Wildlife Center. Acompáñenos en esta pequeña expedición y descubra todo lo que el Parque Nacional Yasuní tiene para ofrecer.
Loros-Zonas-de-interes
El despertador sonó en nuestro segundo día, alrededor de las 5:30 de la mañana, ya que a las 6:00 a.m. Diego y yo nos reunimos con nuestro guía Miguel para desayunar. Luego tomamos la lancha a motor por el río Napo, haciendo una parada después de unos 30 minutos de navegación para observar una multitud de loros verdes mordisqueando una formación rocosa. Miguel nos explicó que el barro y la arcilla que los loros ingieren sirven para limpiar y desintoxicar sus estómagos. Esto es necesario porque, al alimentarse de frutas, los loros ingieren involuntariamente sustancias amargas y tóxicas que les afectan el sistema digestivo. Tuvimos la suerte de encontrarnos en un lugar muy frecuentado por estas aves. Varias especies de loros se reunían en la roca y en los árboles circundantes. Este espectáculo no solo fue un deleite visual, sino también una experiencia acústica única, ya que los loros chillaban y se movían con un sonido inconfundible.

El trayecto en lancha a motor hasta el segundo punto de observación de loros tomó diez minutos. Sin embargo, esta vez no los observamos desde la embarcación, sino que nos adentramos directamente en la selva. Caminamos durante unos 10 minutos hasta llegar a una cabaña de madera con bancos. Diego, Miguel y yo fuimos los primeros en llegar; no había aún otros turistas ni loros a la vista, por lo que pudimos tomar los mejores asientos en primera fila. La entrada al sitio de observación costaba 20 dólares estadounidenses por persona.
Con el paso del tiempo, llegaron más visitantes, quienes se sentaron en silencio sobre los bancos, mientras escuchábamos a los loros volar de rama en rama y acercarse poco a poco al suelo. Este está acondicionado con un bebedero y también con suelo arcilloso que les permite limpiar su estómago, por lo que las aves descienden hasta allí. A diferencia del primer punto de observación, en este predominaron los loros rojos, conocidos como guacamayos escarlata.

Afortunadamente, Diego y yo también pudimos observar otra especie de ave. Esta era mucho más pequeña que los guacamayos escarlata y presentaba un plumaje de color verde.
Luego de contemplar durante un buen tiempo este espectáculo natural, Diego, nuestro guía Miguel y yo abandonamos el punto de observación de aves y regresamos a la comunidad de Añangu en lancha a motor.
El Proyecto de las Mujeres Añangu
Las mujeres de la comunidad Añangu fundaron hace algunos años un proyecto que consiste en preservar y seguir celebrando las antiguas tradiciones. Diego y yo tuvimos la oportunidad de visitar este proyecto y conocer más a fondo la fascinante cultura de los Añangu.
En una cabaña que funciona como sala de reuniones, una mujer indígena nos dio la bienvenida y nos introdujo en las antiguas costumbres, explicándonos sobre las armas utilizadas para la caza de animales. También aprendimos acerca de sus festividades, alimentación, creencias y mucho más. Fue una experiencia muy interesante y, sin duda, un encuentro que no olvidaré fácilmente, ya que mis ideas y expectativas sobre cómo viven los pueblos indígenas no coincidían con la realidad; por lo tanto, fue una vivencia muy enriquecedora.
Después de permanecer alrededor de una hora en el proyecto, de probar por nosotros mismos técnicas de caza y degustar alimentos recién preparados, así como de presenciar una danza tradicional, almorzamos, empacamos nuestras pertenencias y luego dejamos el Napo Cultural Center.

En mi opinión, el Napo Cultural Center es especialmente adecuado para familias con niños pequeños, ya que ofrece mucho espacio para jugar y explorar. Además de la fascinante flora y fauna del lugar, el proyecto de las mujeres Añangu, con todas sus explicaciones sobre su cultura, resulta muy interesante también para los más jóvenes.

Como llegar al Napo Wildlife Center
Para llegar al Napo Wildlife Center, tomamos un bote a motor durante aproximadamente 20 minutos río abajo por el río Napo, en dirección este. El Napo Wildlife Center también es gestionado por la comunidad Añangu. Como el río “Añangu Creek”, que conduce al lodge, no tiene suficiente profundidad para botes a motor y con el fin de proteger la fauna, todas las personas que desean llegar al lodge deben cambiar del bote a motor a una canoa en el “Añangu Boat-Stop”. Allí tuvimos la oportunidad de estirar las piernas y usar los servicios antes de iniciar un viaje en canoa de dos horas. Miguel y nuestro timonel Jonathan nos llevaron, junto con nuestro equipaje, hasta el lodge.

En el camino tuvimos la suerte de observar diversas aves, monos y nutrias entre la exuberante y variada flora. Alrededor de las 4:30 p. m. llegamos al lodge, donde nuevamente fuimos recibidos con una bebida fría de frutas, y luego pudimos instalarnos en nuestra habitación.
Diego y yo, sin duda, tuvimos mucha suerte, ya que nos alojamos en una suite. Diego aprovechó sus minutos libres en el jacuzzi, mientras que yo me dediqué a explorar los alrededores.
Mientras observaba la laguna “Añangu” y fotografiaba a dos aves, noté que la selva tropical a mi lado se movía sorprendentemente. Así, mi atención se centró en el susurro de las hojas, y pronto mi paciencia fue recompensada cuando apareció una familia de monos. Muy cerca estaban los monos ardilla, brindándome tanto la experiencia más inesperada como la mejor de toda la excursión en la selva.
Terminamos el día con la cena en el Napo Wildlife Center y luego nos dormimos rápidamente, pues al día siguiente comenzaríamos temprano nuevamente.