
Diego y yo pasamos nuestros primeros 1,5 días en el Napo Cultural Center y tuvimos el privilegio de visitar la comunidad Añangu. Viajamos desde Coca hasta el Napo Cultural Center el primer día. En el segundo día, visitamos diferentes puntos de observación de loros y nos trasladamos al Napo Wildlife Center, donde comenzó nuestro tercer día.
EN MEDIO DE LA SELVA AMAZONICA - DIA 3 Y 4 EN EL NAPO WILDLIFE CENTER
El tercer día —nuestro “día completo” en el Napo Wildlife Center— comenzó con una expedición. Para ello, cruzamos la laguna en canoa hasta el otro lado y luego caminamos por un sendero que nos llevó a una torre de observación, ideal para avistar aves y monos. Desde allí también tuvimos una pequeña muestra de la inmensidad del bosque lluvioso del Amazonas. La selva parecía extenderse infinitamente, lo que me hizo sentir muy pequeña, y de pronto todos los problemas parecían insignificantes.

Sensaciones unicas en las torres de observacion
Impresionados por la naturaleza, todos permanecimos atentos con nuestros binoculares en busca de animales, y pronto descubrimos monos, ardilla y aulladores, tucanes, loros y otras especies de aves. Como comenzó a llover al cabo de un rato, dejamos la plataforma de observación de 35 metros de altura, construida también sobre un gigantesco árbol de ceibo.
Nuestro regreso a la canoa tomó un poco más de tiempo, ya que Miguel nos explicó sobre diversas plantas y su importancia medicinal. Además, una familia de monos aulladores se cruzó en nuestro camino, y pudimos observar a un mono araña encaramado en lo alto de los árboles.

Después de almorzar alrededor de las 12:30 p. m., tuvimos tiempo libre hasta las 4 de la tarde. Diego y yo aprovechamos ese tiempo para explorar los alrededores, observar y fotografiar diversos animales, incluidos aves y caimanes que se encontraban en la laguna.
En medio de esta actividad, Miguel nos llamó y nos subimos espontáneamente a una canoa junto con otros visitantes del lodge para dirigirnos a otra orilla de la laguna. Allí, otros guías del lodge habían avistado una anaconda que se estaba asoleando. Lamentablemente, cuando llegamos, la serpiente —de aproximadamente 7 metros de largo— ya se había retirado entre los matorrales. A pesar de ello, esta pequeña excursión espontánea fue emocionante y nos conectó aún más con la vida silvestre del lugar.

Luego, en la tarde, alrededor de las 4 p. m., salimos en una excursión en canoa con nuestro timonel Jonathan y nuestro guía Miguel para observar más fauna silvestre. Fue fascinante estar tan inmersos en la selva y sentirnos, aunque sea por un breve momento, parte de ese mundo natural.
Primero fueron los caimanes los que captaron nuestra atención; después, vimos y escuchamos a los loros llamar entre ellos, y observamos a las aves hoatzines volar de rama en rama.

Al cabo de un rato, los arbustos comenzaron a moverse y, de repente, unos monos pasaron corriendo por las ramas justo sobre nuestras cabezas. El espectáculo tuvo lugar a solo unos metros de distancia, mientras una familia entera de monos ardilla cruzaba el sendero. Incluso logramos observar directamente a unos monos capuchinos que también se encontraban en ese fragmento del bosque.

Inspirados por la impresionante experiencia, continuamos en canoa hacia otro punto dentro del Parque Nacional Yasuní. Allí observamos diversas aves, con colores y formas sorprendentes, que nos dejaron realmente asombrados. Nuestra excursión finalizó cuando el sol se ocultó, alrededor de las 18:15. Hasta la hora de la cena, a las 19:00, tuvimos tiempo para relajarnos y asimilar todas las impresiones del día. Esa cena sería nuestra última comida en el lodge, ya que a la mañana siguiente debíamos salir del Napo Wildlife Center a las 5:00 a.m. rumbo a Coca. Por ello, Diego y yo aprovechamos el delicioso buffet de la noche, luego preparamos nuestro equipaje y nos fuimos a descansar.
Despedida del Napo Wildlife Center y regreso a Quito - Dia 4
El despertador sonó a las 4:15 a.m., marcando el inicio de nuestro último día. Desde ese momento, comenzaba el regreso a Quito. Puntualmente, a las 5:00 a.m. salimos del Napo Wildlife Center y remamos durante aproximadamente una hora y media hasta el “paradero de canoas Añangu”. Allí ya nos esperaba el bote a motor con el que emprendimos el retorno hacia la capital de la provincia de Orellana, la ciudad de Coca.
Aproximadamente a las 8:30 a.m. llegamos a Coca, donde pudimos descansar brevemente en el muelle. Luego, Diego y yo tomamos un taxi por un valor de $2, que nos llevó en unos 5 a 10 minutos hasta la terminal terrestre. Desde allí emprendimos un viaje de alrededor de 8 horas por carretera hasta Quito.
Cansados y un poco agotados, pero enriquecidos por todas las experiencias e impresiones, llegamos a Quito por la noche.
¿La conclusión del viaje? Ecuador siempre es genial y en cualquier caso merece la pena un viaje, el Parque Nacional Yasuni, ¡no debe omitirse en ningún caso! Vivir unos días en la selva amazónica y convivir con la comunidad indígena Añangu será inolvidable para mí. Por lo tanto, queda por decir con toda claridad que puedo recomendar vivamente a todo el mundo un viaje al Parque Nacional Yasuni.