
La semana pasada recibimos una invitación de la Inti Sisa Art Guesthouse para visitar su hotel en Guamote. Guamote es un pequeño pueblo de montaña en el centro de Ecuador, ubicado aproximadamente a una hora al sur de Riobamba. La mayoría de los habitantes del pueblo son indígenas y el kichwa sigue siendo una de las principales lenguas habladas por sus residentes.
Nos reunimos a las 5:45 y salimos hacia Guamote alrededor de las 6 de la mañana. Viajábamos con un grupo mixto de operadores turísticos interesados en el nuevo concepto hotelero que se ha desarrollado en Guamote. Tras unas 4 horas de recorrido a través de paisajes hermosos —y de recuperar algo de sueño— llegamos a nuestro primer destino: el mercado de animales de Guamote.

El mercado era increíble, lleno de vida, con personas vestidas con ropa colorida y tradicional. La primera parte del mercado estaba destinada a los animales grandes. El área principal era de cemento, pero los caminos estaban cubiertos de barro. Se escuchaban los mugidos de las vacas y los balidos de las ovejas. En una esquina, dos toros intentaban pelear tanto como se lo permitían sus cortas cadenas, mientras que unos cerdos grandes se resistían a caminar hacia donde debían ir. En cierto momento, se podía ver a tres o cuatro hombres adultos luchando por volver a meter un cerdo en el maletero de su camioneta. Era una escena insólita, sin duda algo que no se encontraría en Alemania.
La gente del mercado parecía muy simpática, nos sonreían y saludaban y de vez en cuando se oía un «Hola, Gringos» pero luego la gente empezaba a reírse y sabías que no iba con mala intención.
En la segunda parte del mercado se vendían animales pequeños, como pollos, cobayas, conejos y cerditos. Era divertido ver a la gente discutir y comparar sus animales entre sí para ponerse de acuerdo en el precio.
Desde allí, fuimos al centro educativo creado por la fundación Inti Sisa Art Guesthouses. El centro incluía un jardín de infancia para 20 de los niños indígenas donde podían jugar con los juguetes y aprender cosas básicas. En el departamento inferior de la sala de costura equipada con muchas máquinas de coser. Dos señoras trabajaban en la sala y nos explicaron que, por sólo cinco dólares al trimestre, imparten talleres de costura principalmente a mujeres jóvenes de la comunidad.
Además, nos explicaron diferentes proyectos sociales de la comunidad, como el apoyo a los veterinarios de la zona para esterilizar a los perros callejeros, ya que son un problema en Guamote, y la donación de dinero y bienes a las escuelas locales.
Después fuimos al hotel, que debe de ser uno de los únicos alojamientos del pueblo y ha sido completamente renovado hace poco. Después, comimos algo delicioso y fuimos al mercadillo, que era bastante pequeño.
Guamote es un lugar increíble, donde la tradición sigue desempeñando un papel importante en la vida cotidiana de sus habitantes, orgullosos de su herencia.
Alrededor de las 15.00 horas emprendimos el regreso a Quito y llegamos aproximadamente a las 19.30 horas.