La semana pasada, del 9 al 13 de agosto, Quito se iluminó con la segunda edición de la Fiesta de la Luz. Por supuesto, el equipo de SOLEQ.Travel no quiso perder la oportunidad de asistir a este evento maravilloso. Por ello, el pasado miércoles fuimos al Centro Histórico de Quito para descubrir de qué se trataba.
El primer pequeño obstáculo en nuestro camino fue el transporte. Aunque salimos con dos horas de anticipación antes del inicio del festival, los autobuses hacia el centro histórico ya estaban muy llenos, lo cual es algo bastante común durante la hora pico en Quito. Sin embargo, llegamos sanos y salvos al lugar del evento. Al momento de nuestra llegada, el sol aún brillaba y no había señales de los espectáculos de luces. No obstante, muchas personas ya estaban reservando los mejores lugares para disfrutar de la exhibición más tarde.
Para recargar energías antes del festival, fuimos a un encantador y pequeño restaurante en el centro histórico llamado “La Hueca de Cantuña”. Desafortunadamente, resultó ser bastante costoso en comparación con otros restaurantes de la zona, aunque las bebidas estaban realmente deliciosas.
Al salir del restaurante, las calles ya estaban repletas de personas, todas intentando avanzar hacia la siguiente atracción. A lo largo de la noche, fue una ventaja contar con al menos una o dos personas altas en el grupo, ya que era muy fácil perderse entre la multitud.
Sorprendentemente, en ningún momento me sentí incómodo ni inseguro en las calles durante toda mi estancia allí. Por supuesto, tuve especial cuidado con mis pertenencias, pero había una fuerte presencia policial y todos los asistentes a la Fiesta de la Luz se mostraban tranquilos; cada quien simplemente trataba de disfrutar al máximo la noche.
Las calles entre los edificios iluminados eran bastante amplias. Sin embargo, debido a la gran cantidad de personas que asistieron al evento, tomar el camino de una exhibición a otra requería bastante tiempo. Afortunadamente, para quienes sentían hambre durante los recorridos, existía la posibilidad de comprar dulces y bocadillos a numerosos vendedores ambulantes.
Además, en cada esquina se podía encontrar el famoso “Canelazo”, una bebida tradicional muy popular en la capital ecuatoriana y en los Andes. El “Canelazo” es una bebida alcohólica preparada con canela, jugo de naranjilla y alcohol etílico, y se disfruta mejor bien caliente.
Durante el festival, las fachadas de nueve edificios históricos en el centro de Quito fueron iluminadas y sirvieron como lienzo para espectáculos artísticos de luces. Algunos de estos espectáculos incluso estaban acompañados de sonidos y música. Lamentablemente, no logramos verlos todos, ya que después de visitar las principales atracciones nos quedamos sin energía.
Los edificios que visitamos resultaron ser verdaderamente imponentes. Gracias al trabajo de diversos artistas tanto nacionales como internacionales, las imágenes en movimiento que emergían de las fachadas del centro histórico eran increíblemente impactantes y ricas en detalles.
En conjunto, tuve una experiencia maravillosa en la Fiesta de la Luz en el centro histórico y, sin duda, recomendaría este festival a quienes disfrutan de agradables caminatas nocturnas acompañadas de arte único, y a aquellos que no tienen inconveniente en participar en eventos concurridos.
