
El "viudo solitario"
El nombre Pasochoa procede de dos palabras de la lengua panzaleana: «Paso» que significa «viudo» y “Chu” que significa «solitario». Por ello se le conoce como el «Viudo Solitario». El volcán debe su nombre a que está situado en medio de las cordilleras oriental y occidental.
El volcán Pasochoa es un volcán inactivo de los Andes ecuatorianos, que se eleva majestuosamente a 4200 metros sobre el nivel del mar. En su cráter podemos observar un exuberante bosque andino completamente conservado ya que no ha habido ninguna intervención humana. Este bosque alberga diversas especies de flora y fauna.
Es un destino ideal para los amantes de la montaña, la naturaleza y las aventuras. Su biodiversidad y sus espectaculares paisajes hacen de esta excursión una experiencia única e inolvidable.
Esta aventura comienza con una buena preparación. Aunque la ascensión a la cima de este volcán no es muy difícil, es importante tener una buena condición física y estar aclimatado a la altitud.
El ascenso a la cima del volcán Pasochoa no es extraordinariamente frío, pero deberá llevar ropa adecuada para el clima montañoso, como jerseys térmicos, botas de montaña y una chaqueta impermeable.

Ruta hacia el volcán
El día que elegimos para hacer esta excursión, pudimos admirar un amanecer despejado. Para las fechas comprendidas entre junio y septiembre, lo mejor es comenzar la caminata a primera hora de la mañana, cuando el sol es menos intenso que el resto del día.
Iniciamos nuestra ruta alrededor de las 07:00 am. El Pasochoa se encuentra aproximadamente a 40 kilómetros al sureste de Quito, y la ruta recomendada es la autopista Rumiñahui hacia el valle de los Chillos. Al llegar al redondel de Colibrí, se toma la vía a Amaguaña y se desvía por la ruta de los Volcanes, hacia la central hidroeléctrica ubicada en las faldas del volcán Pasochoa.
Nuestro destino era la Hacienda Mettler, una finca situada al pie del volcán donde se puede dejar el coche e iniciar el ascenso. Como es una propiedad privada la entrada a este lugar cuesta $5 dólares.
Una vez en la Hacienda, se puede seguir la carretera hasta donde alcance el coche. En nuestro caso circulamos en un coche de tracción integral y pudimos acercarnos mucho a la cima. En verano no hay dificultades en la subida, ya que el terreno está muy seco.

Ascenso
La primera parte del sendero es muy agradable, pasando por matorrales boscosos donde se puede escuchar el sonido de la naturaleza. El camino serpentea a través de frondosos bosques andinos donde el aire es fresco y limpio, lleno del aroma de la vegetación y del canto de los pájaros. Cada paso nos adentra en un mundo donde la naturaleza se muestra en todo su esplendor.
A medida que ascendemos, el terreno se vuelve más escarpado y rocoso. Cada parada que hacemos para recuperar el aliento es una oportunidad para admirar el paisaje a nuestros pies. Unos metros antes de llegar a la cima del volcán decidimos hacer otra pausa para contemplar el imponente volcán Cotopaxi (con 5.897 m, el volcán activo más alto de Ecuador).
El desafío de la altitud
La parte más difícil de la ascensión llega cuando nos acercamos a la cumbre. Debido a los altísimos pajares perdimos el camino normal y tuvimos que escalar una gran roca para volver a la ruta original hacia la cumbre.
Cuanto más se asciende, más fino es el aire y cada paso requiere más esfuerzo. La pendiente se acentúa y el terreno rocoso exige concentración y equilibrio. Sin embargo, las vistas desde la cima nos motivaron a seguir.

La Cumbre: Recompensa y reflexión
Finalmente, alcanzar la cima del Pasochoa es una experiencia incomparable. Desde una altitud de 4200 metros, la vista es sencillamente espectacular. El cráter, cubierto de vegetación, se despliega ante nosotros y, a lo lejos, las majestuosas cumbres andinas completan un panorama de ensueño.
Desde esta altura pudimos ver los volcanes Cotopaxi. Sincholahua, Rumiñahui, Antisana y Corazón.
También tuvimos la agradable compañía de un joven Curiquingue, que nos saludó muy amistosamente y nos acompañó todo el tiempo que estuvimos en la cumbre. Incluso nos siguió en el camino de regreso.
El volcán Pasochoa no sólo es famoso por su belleza natural, sino también por las historias y leyendas que lo rodean. Los lugareños dicen que el volcán alberga espíritus protectores de la naturaleza. Se dice que estos espíritus cuidan de los animales y plantas de la zona, y que subir a la cima es una forma de mostrarles respeto y gratitud.
El ascenso al volcán Pasochoa es mucho más que una caminata; es una experiencia transformadora que te conecta profundamente con la naturaleza y contigo mismo. Cada paso hacia la cima es una lección de paciencia, resistencia y humildad.
Recomiendo este trekking a todos aquellos que busquen no sólo un reto físico, sino también la oportunidad de contemplar la majestuosidad de la naturaleza en estado puro. La cumbre del Pasochoa te espera con una experiencia que sin duda quedará grabada en tu memoria para siempre.
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