4 días en el Parque Nacional Yasuní – Día 1
VIAJE AL COCA
El Parque Nacional Yasuní fue el destino de los siguientes 4 días para Diego y para mí.
Soy Elisabeth y actualmente soy pasante en SOLEQ.travel. Los dos partimos hacia
el Parque Nacional Yasuní para visitar los dos alojamientos “Napo Cultural
Center” y “Napo Wildlife Center”. Tomamos el autobús nocturno
desde la terminal Quitumbe, que se encuentra en la capital ecuatoriana, Quito,
hasta la ciudad Coca, que también se llama Francisco de Orellana. El viaje con
el autobús nocturno duró desde las 0.00 de la noche hasta las 6.30 de la mañana
y costó 15 dólares por persona. En principio, también existe la posibilidad de
ir a Coca en avión, que, por supuesto es más rápido, pero más contaminante y
cuesta más.
EXPLORANDO COCA
Así que, ligeramente agotados por la noche, llegamos a Coca, desayunamos Patacones y Tigrillo y luego caminamos unos 40 minutos hasta el puerto de donde debía salir el barco hacia el ” Napo Cultural Center “.
Como estaba previsto que el barco saliera a las 11 de la mañana, Diego y yo aún teníamos algo de tiempo para ver la ciudad. Por lo tanto, caminamos unos 10 minutos hasta el “Museo Arqueológico y Centro Cultural de Orellana”. Desgraciadamente, allí mismo nos enteramos de que el museo estaba cerrado. A pesar de esto, pudimos caminar hasta una plataforma de observación y tuvimos una gran vista del paseo marítimo de Coca y del “Río Napo”. El clima en Coca es definitivamente diferente al de Quito, donde hace bastante frío en diciembre y hay que vestirse con varias capas. En Coca hacía calor y, por tanto, era el tiempo perfecto para camisetas y pantalones cortos.
Diego y yo echamos un vistazo a algunas tiendecitas del paseo marítimo, y luego volvimos al puerto, del que salimos a las 11 en lancha a motor para ir al ” Napo Cultural Center “.
Nos recibieron con pequeños regalos de bienvenida, como una bolsa seca, una botella de agua y comida. El viaje en lancha por el río Napo hasta el ” Napo Cultural Center “. duró dos horas. Cuatro invitados, nuestro guía Miguel, Diego y yo nos bajamos aquí, los otros invitados continuaron hasta el “Napo Wildlife Center” donde Diego y yo íbamos a ir al día siguiente.
En el Centro Cultural Napo - Conviviendo con la Comunidad Añangu
El “Centro Cultural Napo” pertenece y está ubicado en el territorio de la comunidad indígena “Añangu”, que es quichua y significa “hormiga”. Así que el “Centro Cultural Napo” ofrece la posibilidad de conocer la vida de los indígenas y al mismo tiempo disfrutar de la selva amazónica.
En el Centro Cultural Napo, María, la encargada, nos recibió con refrescos y un bocadillo . Tras un breve descanso, nos trasladamos a nuestras habitaciones, que nos impresionaron por sus magníficas instalaciones. Diego y yo ocupamos una habitación doble estándar para esta única noche.
Tuvimos un descanso de poco menos de tres horas hasta que tuviéramos que ir de excursión con nuestro guía Miguel y aprovechamos para explorar la zona del Centro Cultural por nuestra cuenta. Nuestra excursión dio sus frutos a los pocos metros, ya que descubrimos varias plantas y pequeños animales. Lo más destacado fue probablemente una planta púrpura, a unos 15 metros de nuestra habitación, que estaba llena de mariposas. A veces son los animales pequeños los que nos impresionan aún más.
LA TORRE DE OBSERVACIÓN DEL CENTRO CULTURAL NAPO
A las 16:00 nos reunimos con Miguel, pasamos por delante de la escuela de los niños Añangu y seguimos por un sendero en medio de la selva hasta la torre de observación del Centro Cultural Napo. En la selva amazónica se suele recomendar llevar ropa transpirable, fina y larga para protegerse de las picaduras de mosquitos. Diego llevaba unos pantalones largos y holgados, una camiseta y unas botas de goma que nos proporcionó Miguel. Yo llevaba una camiseta deportiva de manga larga con mallas deportivas y botas de goma también. Diego y yo también nos habíamos rociado con spray anti mosquitos, así que estábamos bien protegidos de las picaduras de insectos. En la selva tropical estábamos rodeados de una variedad increíble, de plantas de metros de altura y hojas más grandes que mi cabeza, si no más grandes que yo, y de animales exóticos. Una y otra vez mirábamos a nuestro alrededor y nos quedábamos impresionados, e incluso descubrimos huellas de tapires en nuestro camino.
De camino a la torre mirador, nos detuvimos para observar a los animales que se cruzaban en nuestro camino. La torre, que tenía su punto más alto en la copa de un Ceibo que estaba a unos 35 metros de altura, nos ofrecía una gran vista.
Miguel llevaba
consigo un telescopio que podía enfocar nítidamente las cosas a varios
kilómetros, lo que hacía que la experiencia en la selva fuera aún más
increíble. Vimos un perezoso, tucanes, monos ardilla, monos aulladores de manto,
loros y, a lo lejos, el río Napo con el que nos habíamos cruzado.
También vimos la puesta de sol, que fue genial. Tal vez fue tan hermoso porque las puestas de sol rara vez se ven en Quito, pero tal vez también porque el sol brillaba sobre los muchos árboles, y te dabas cuenta de que este pedazo de tierra pronto se hundiría en un negro profundo. Miguel, Diego y yo salimos de la torre alrededor de las 6:15 pm y tuvimos 45 minutos para relajarnos hasta nuestra cena.
DELICIOSA COMIDA Y UNA PEQUEÑA EXCRUSIÓN NOCTURNA EN EL CENTRO CULTURAL NAPO
Diego y yo fuimos al restaurante del “Napo Cultural Center” sobre las 7 de la tarde, donde nos esperaba una comida de tres platos. La comida era muy sabrosa, Diego pidió platos con carne porque no tiene restricciones, yo pedí alternativas veganas debido a mi dieta. El “Napo Cultural Center”, al igual que el “Napo Wildlife Center”, tienen en cuenta todas las dietas, ya sean veganas, vegetarianas, intolerancias, o que renuncien a la comida, la cocina parece estar bien preparada para cualquier dieta.
Durante la cena, comentamos el programa del día siguiente con nuestro guía Miguel y nos despedimos de él. De camino a nuestra habitación, Diego y yo avistamos una gran variedad de animales nocturnos, incluidos pequeños animales como escarabajos y polillas. Poco después, nos fuimos a dormir agotados por el día, pero también agradecidos, felices y procesando todas las impresiones, porque nuestro despertador volvería a sonar sobre las 5:30.
¿Las experiencias de Diego y mía en el Parque Nacional Yasuní, en plena selva amazónica, han despertado su interés?
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